Dulces Párrafos SILENCIO


-Si te pierdo a ti, lo pierdo todo.
-¿De quién tienes tanto miedo? -volví a preguntar.
Patch apoyó las manos en mis hombros y la frente contra la mía.
-Eres mía, ángel. Y no dejaré que nada cambie eso. Tienes razón: esto no ha acabado. Sólo es el principio y nada de lo que nos espera será fácil -dijo, lanzando un suspiro cansino.


-¡Vale! -suspiré-. Me vestiré. Date la vuelta. Estoy en pijama. -Un pijama que sólo consistía en una camiseta sin mangas y unos pantaloncitos: una imagen que no quería que quedara grabada en la cabeza de Scott.
Él sonrió.
-Soy un tío. Eso es como pedirle a un niño que no mire el mostrador de los caramelos.


-¿Sabes qué estoy pensando en este preciso instante? -le pregunté.
-¿Qué estás muy mona con ese aspecto de chica-de-al-lado? -contestó, examinándome.
¿Por qué tenía que decir esas cosas? El rubor me cubrió las mejillas y esperé que Scott no lo notara.


-Si te enseñara todo lo que sé, tendríamos que pasar bastante tiempo juntos, y a solas.
Como no sabía si estaba insinuando algo, dije:
-Estoy convencida de que lograríamos mantener una relación... profesional.


-Hiciste un trato con Hank. Me salvaste la vida. ¿Por qué harías eso por mí?
-Ángel -murmuró Jev, se acercó y me cogió la cara con las manos-. Creo que no sabes de lo que soy capaz, con tal de conservarte a mi lado.


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