- ¿Te asusta lo que ves?
- No... -Él sonríe y yo añado entre cuchicheos-: Pero no me parece bien que los estemos mirando, señor Zimmerman. Creo que...
- Mirarlos no nos hará daño y, además, es excitante.
-Es mi jefa.
Hace un gesto afirmativo y, mientras pasea su boca por mi oreja, susurra:
- Daría todo lo que tengo porque fueras tú quien esté sobre la mesa. Pasearía mi boca por tus muslos, para después meter mi lengua en tu interior y hacerte mía.
Boquiabierta.
Pasmada.
Alucinada.
- ¿Qué quieres hacer conmigo?
- De todo, Jud, contigo quiero hacer de todo.
- ¿Hablamos sólo de sexo?
Esa pregunta lo pilla por sorpresa.
Sus ojos no me engañan. Sé que hay algo que se guarda para él y necesito saber qué es.
- ¿Dónde está Björn?
Eric me mira y, con un gesto que me descuadra, pregunta:
- ¿Para qué quieres saberlo?
- Para nada, Eric. -respondo, sin entender su pregunta-. Es simple curiosidad.
En ese instante me percato de que algo le pasa y lo agarro del brazo. Eric se suelta de mala gana.
No hay comentarios :
Publicar un comentario